Hoy en día pareciera común escuchar a personas profesar su amor hacia objetos como carros o viviendas, u otros más íntimos capaces de encender el deseo sexual, como muñecas y hasta zapatos. Aunque suene descabellado, es una realidad de la que nuestro país no escapa.
Se pudiera creer que los sentimientos descontrolados hacia los objetos se dan exclusivamente en otras culturas o países, como Kazajistán, donde en el año 2020 los medios locales informaron sobre la boda de un fisicoculturista con una muñeca inflable; o en Estados Unidos, donde una mujer se hizo famosa por confesar su relación con una estación de tren.
Esto, que la psicología define como objetofilia, está más presente de lo que se cree. En Venezuela son cada vez más frecuente las consultas con profesionales de la salud mental por experimentar atracción sexual o emocional hacia objetos.
Sin embargo, aún en el país no se conocen públicamente casos como los de Kazajistán o EEUU.
Psicólogo: es una parafilia y un especialista lo diagnostica
La psicólogo, María Elena Sequera (@psicopracticala) indicó que esta es una realidad en el estado Lara, pues durante su trayectoria profesional ha recibido numerosos casos de personas que sienten atracción hacia objetos, como zapatos, la más común, según su experiencia profesional.
La especialista en salud mental explicó que estos sentimientos no son amor, sino que según los principios psicológicos se trata de parafilia o de un trastorno parafílico, dependiendo de cómo afecte la vida del o la paciente, tanto en el área personal, interpersonal y profesional.
Conductas que pueden ser tratadas por profesionales
Detalló que en la mayoría de los casos, una vez que las personas se hacen conscientes sobre sus conductas, debido a los problemas que les ocasiona en su entorno, acuden a consulta y, dependiendo de la gravedad de su situación y del motivo, el paciente puede ser tratado con terapias o con otros métodos.
Sin embargo, aclaró que una persona puede ser diagnosticada con una parafilia y no ser considerado un trastorno. «Siempre y cuando no genere problemas ni a sí mismos, ni a otros«, por lo que reiteró que la intervención de un psicólogo es estrictamente necesaria, para diagnosticar cada caso.
En cuanto al origen de estas conductas señaló que no hay una regla establecida, por lo tanto las razones son variadas, «pero en general son personas que han sido abandonadas en la infancia. No solo abandonadas físicamente, algunos pueden tener a sus padres presentes físicamente, pero emocionalmente ausentes» explicó la profesional.
Anécdotas casi increíbles
Celina, una joven que labora en una tienda lencería, donde exhibe un voluptuoso maniquí de mujer, señala que se vieron en la obligación de colocarle un cartel con la advertencia: «no tocar, ni besar«, pues en repetidas ocasiones, un hombre de “buena presencia y bien vestido, frecuentaba el negocio para besar a escondidas a la muñeca.
En una de las tantas ocasiones, fue sorprendido en el acto por Celina, cuando besaba las nalgas del maniquí. Estaba inspiradísimo, incluso con los ojos cerrados, quién sabe imaginando qué cosa, pero los abrió, se encontró con la vendedora, quien lo observaba asombrada.
Desde entonces, la mujer cuenta que ha regresado en algunas ocasiones y que luego de ser descubierto, sintió la confianza para hablarle al maniquí y expresarle su inmenso amor, prometiéndole además que pronto la adquirirá y la sacará de ese lugar.
La anécdota, que es contada entre risas y nervios, causa gran indignación en la vendedora, que señala al hombre como trastornado sexual, pero que a la misma vez no le extraña, pues agregó que no es la única persona que camina por el lugar y halagan a la maniquí, a quienes describen como «extraordinaria y la mujer de ensueño».
Naikarys Cordero